Los mejores disfraces de Halloween para parejas 2013
Antes de que nos demos cuenta llegará Halloween y tendremos que prepararnos para disfrazarnos como es debido. Los tiempos que corren no son los mejores económicamente hablando, por lo que un buen remedio es diseñar modelos caseros y originales que sean divertidos y capaces de causar ciertas dosis de miedo.
Con mucho polvo blanco, maquillaje y algo de truco podéis representar a la pareja de la película de Tim Burton La Novia Cadáver. Ahora que están de moda los zombis, los muertos vivientes y las criaturas eternas causaréis sensación y seréis el espectáculo de la fiesta. El vestuario tiene que tener tacto apergaminado y ser antiguo, pero con estilo y una estética muy característica.
Realizar disfraces en pareja es doblemente divertido y os acercará aún más. Estos son algunos ejemplos.
Tan buena como sencilla es la idea de formar la pareja cinematográfica compuesta por Forrest Gump y el Teniente Dan. Forrest, que puede ser el chico, lo tiene fácil: camisa de cuadros, pantalón beige o chino, deportivas, gorra roja y cualquier otro ítem representativo del recurrente personaje en la mano (una pala, una caja de gambas, etc.). El “Teniente Dan” es el más difícil, sobre todo por la silla de ruedas, debe dar el aspecto de militar duro y retirado, con el pelo largo y deshilachado, cinta en el pelo, cigarro en la boca, chapa en el cuello y ropa, en general de camuflaje. No olvidar el detalle de la amputación (permanecer de rodillas sobre la silla y disimular después).
El juego de Gladiadores Americanos puede ser también una gran inspiración. ¿El vestuario? Siempre en rojo y en azul y a ser posibles con estrellas en blanco: ceñido y muy corto. Los “palos” es lo más fácil de diseñar, pero si además le queremos dar “uso” deberemos fabricar los extremos con corcho y plástico de bolas.
Más generalista, pero no menos divertida es la pareja formada por el rayo y su víctima. Un rayo en tela o cartón a modo de collar para uno y una ropa ajada y quemada para el otro. La víctima no debe olvidar revolver su pelo, pintar su cara de tiznajos y portar un paraguas destrozado.
¿Quién no se acuerda de Lorena Bobbit? Ya tenéis la idea. Vestidos para dormir, ella porta un gran cuchillo y un tarro con “algo” en su interior. El hombre luce, para más inri, con sonrisa inocente y bobalicona y una gran mancha de sangre en la zona genital. Una mezcla de risas y miedo masculino se apoderará de la estancia.